dilluns, 7 de novembre del 2011

Presentaciones


Corrió calle abajo unos veinte metros y giró en la primera esquina. Se cobijó en la oscuridad de un portal de aquel callejón y esperó. La lluvia caía intensamente sobre el pavimento de aquela calle de Marguehast Primus, la ciudad, que sin duda había vivido mejores tiempos, se dedicaba a la extracción de mineral para su exportación al mundo forja de Gardis Magna, pero ahora, ya casi agotados los depósitos minerales de la ciudad, la industria extractora, y la riqueza de aquel mundo, se centraba en el otro extremo del planeta donde los minerales útiles para mantener en marcha las factorías del Adeptus Mecanicus eran mas abundantes. Así Marguehast Primus había cedido el protagonismo a su ciudad hermana Marguehast Secunda a donde ya hacía tiempo se habían trasladado todos los órganos de gobierno e instituciones importantes del Imperio. Marguehast Primus no era ya mas que un despojo de lo que había sido tiempo atrás, la delincuencia y las bandas se habían apoderado de los niveles bajos de la colmena así como de los barrios periféricos de la misma y el Adeptus Arbites ya hacía tiempo que había dejado de patrullar aquellas zonas. Una figura humana difuminada por la espesura de la lluvia que caía pasó corriendo por el callejón, Arnad Molok salió del portal empuñando una pistola semiautomática con la que apuntaba a la figura que tenia frente a él.

- Vaya, es usted realmente escurridizo señor Molok – dijo una voz a su espalda.

- Supongo que aquí se acaba el juego – Replicó – sabe, es usted jodidamente bueno señor…

- Adrien – contestó la voz a su espalda.

Arnad Molok bajó el brazo que sostenía la pistola con la que hasta hacía un momento había estado apuntando a la figura que se encontraba frente a él. De un modo inexplicable aquella figura se las había apañado para desaparecer del sitio en que se encontraba.

- Y tú sigues siendo un jodido bastardo Molok.- dijo una segunda voz cuya posición Molok no fue capaz de ubicar.

Molok se hechó a reír a carcajadas, en parte por lo cómico de la situación en parte por toda la tensión acumulada.

- Eres un maldito hijo de puta Jack, no podrías haber mandado una postal o un mensaje… no, tenías que montar el puto numerito…

- Ya me conoces Molok, me gustan las sorpresas. – y diciendo esto la figura que había desaparecido reapareció desde el portal en que Molok se había cobijado momentos antes.- Y ahora, si fueses tan amable de dejar todas tus armas en el suelo el señor Adrien tendrá el detalle de dejar de apuntarte a la cabeza con su pistola Bólter.

1 comentari:

  1. Té bona pinta, i ja som un més dins la petita família de relataires i contacontes bloggers.

    ResponElimina