Corrió
calle abajo unos veinte metros y giró en la primera esquina. Se
cobijó en la oscuridad de un portal de aquel callejón y esperó. La
lluvia caía intensamente sobre el pavimento de aquela calle de
Marguehast Primus, la ciudad, que sin duda había vivido mejores
tiempos, se dedicaba a la extracción de mineral para su exportación
al mundo forja de Gardis Magna, pero ahora, ya casi agotados los
depósitos minerales de la ciudad, la industria extractora, y la
riqueza de aquel mundo, se centraba en el otro extremo del planeta
donde los minerales útiles para mantener en marcha las factorías
del Adeptus Mecanicus eran mas abundantes. Así Marguehast Primus
había cedido el protagonismo a su ciudad hermana Marguehast Secunda
a donde ya hacía tiempo se habían trasladado todos los órganos de
gobierno e instituciones importantes del Imperio. Marguehast Primus
no era ya mas que un despojo de lo que había sido tiempo atrás, la
delincuencia y las bandas se habían apoderado de los niveles bajos
de la colmena así como de los barrios periféricos de la misma y el
Adeptus Arbites ya hacía tiempo que había dejado de patrullar
aquellas zonas. Una figura humana difuminada por la espesura de la
lluvia que caía pasó corriendo por el callejón, Arnad Molok salió
del portal empuñando una pistola semiautomática con la que apuntaba
a la figura que tenia frente a él.
-
Vaya, es usted realmente escurridizo señor Molok – dijo una voz a
su espalda.
-
Supongo que aquí se acaba el juego – Replicó – sabe, es usted
jodidamente bueno señor…
-
Adrien – contestó la voz a su espalda.
Arnad
Molok bajó el brazo que sostenía la pistola con la que hasta hacía
un momento había estado apuntando a la figura que se encontraba
frente a él. De un modo inexplicable aquella figura se las había
apañado para desaparecer del sitio en que se encontraba.
-
Y tú sigues siendo un jodido bastardo Molok.- dijo una segunda voz
cuya posición Molok no fue capaz de ubicar.
Molok
se hechó a reír a carcajadas, en parte por lo cómico de la
situación en parte por toda la tensión acumulada.
-
Eres un maldito hijo de puta Jack, no podrías haber mandado una
postal o un mensaje… no, tenías que montar el puto numerito…
-
Ya me conoces Molok, me gustan las sorpresas. – y diciendo esto la
figura que había desaparecido reapareció desde el portal en que
Molok se había cobijado momentos antes.- Y ahora, si fueses tan
amable de dejar todas tus armas en el suelo el señor Adrien tendrá
el detalle de dejar de apuntarte a la cabeza con su pistola Bólter.
Té bona pinta, i ja som un més dins la petita família de relataires i contacontes bloggers.
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